sábado, 12 de abril de 2014

Glorioso blanco y negro, muuuucho espantapájaros y un tostón

Segundo día del Bat-reto y mi entusiasmo se mantiene estable. Veremos qué pasa cuando empiecen a aparecer platanobolígrafos y globos con cara de payaso. Mi apuesta de leer todos los tebeos de Batman que hay en la biblioteca más cercana de mi casa (y la mayor en muchos km. a la cuadrada) ha cubierto ya tres casillas:

Batman black & white. Volumen I.
Una selección de historias dibujadas en riguroso blanco y negro no puede sino entusiasmar a un lector de Creepy como yo. Ese es, además, el origen de este tebeo, tal como confiesa su editor, Mark Chiarello, en el prólogo. Se trata de una serie que ofrecía historias completas de 8 páginas cada una, como en la vieja revista Creepy, guionizadas por maestros del personaje y de DC, como Archie Goodwuin o Dennis O'Neil. Solo este argumento bastaría, para una serie que arrancó en 1998. Pero si decimos que incorpora a dibujantes inmortales y alejados del medio superheroico, como Corben, Moebius, Muñoz (el de "y Sampayo") o Barry Windsor-Smith, y a escritores como Neil Gaiman, el experimento alcanza cotas titánicas. Si está hasta Alex Toth!! Mis favoritas: La tercera máscara, de Katsuhiro Otomo, Héroes, de Gary Gianni y Goodwin (con un aire steampunk estupendo), En sueños, de Liberatore (el de Ranxerox) y La caza, de Joe Kubert. Todas ellas devuelven al blanco y negro el esplendor que tuvo en los 70. 
Le doy 8 murciélagos sobre diez.

Batman Arkham: Espantapájaros.

El cuarto volumen de la serie que recopiló las mejores desventuras de cada uno de los inquilinos del manicomio de Gothan está dedicado al estrafalario Jonathan Crane. El interés radica en el trabajo arqueológico que recupera la primera historia del personaje. Hay historias bien dibujadas por Ernie Chua y Dick Giordano, o magníficamente escritas por Doug Moench, como aquella en la que revisa el origen del Espantapájaros con fortuna. Hay detalles que molan (o no) como citar a Goethe, Schiller o T.S. Elliot que enriquecen la narración. El Batman de Kelley Jones y John Beatty, excesivo y retorcido, me ha gustado, pero entendería opiniones adversas. Le doy cinco murciélagos.


Batman Deathblow: después del fuego.

Aquí viene el tostón. Una historia completa (en el volumen que yo he leído) en clave de trhiller en la que Bruce Wayne tiene más presencia (no diré más) que el tipo de los leotardos. Escrita por Brian Azzarello, su lectura es compleja, llena de saltos en el tiempo que no ayudan y un dibujo... poco agradable de Lee Bermejo. Me ha gustado el color (Grant Goleash y Jose Villarrubia), oscuro y sucio para una Gothan idem.
Dos murciélagos.


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