domingo, 27 de mayo de 2012

DESCALZOS ANTE EUROPA


Mayo 1983: echaba a andar la democracia en España y los españoles decidimos presentarnos ante Europa con los pies descalzos. Eurovisión, el gran recital de la canción hortera, palabra tan cañí como difícil de traducir a otros idiomas, acogió a una Remedios Amaya toda impregnada del pintoresquismo español. Fue una tímida presentación en sociedad, sin estridencias, sin sorpresas. Hicimos lo que se esperaba de España. Como con Naranjito.

En 1988, como ciudadanos europeos de pleno derecho, que éramos desde el 86, superada la movida y ya en brazos de la posmodernidad, las hombreras de la Década Prodigiosa hablaron al mundo de una España donde había llegado el nylon y el plexiglás, la laca y la plancha de pelo en zig-zag. Fue el canto de un pueblo orgulloso de su presente y de su pasado, aunque este fuera el Dúo Dinámico. Hombres y mujeres de elevados flequillos. Como Curro, la mascota de la Expo 92 de Sevilla.

Hoy, las ruinas del Partenón hacen peligroso andar a pelo y el exceso de laca es poco sostenible. Se impone una estrategia conservadora, un cierre de filas en la portería; una apuesta segura. Y aquí hace entrada nuestra Pastora Soler, la cantaora con el nombre más cañí desde Perlita de Huelva. Vuelve el vozarrón y la melena al viento, otra vez el pintoresquismo tan querido por los españoles. No podemos ir de listos; no somos Finlandia o Dinamarca para presentar un grupo de death metal; el metal es de ricos.
¡Que vuelva nuestra imagen de pueblo franco y legre, gentes que crecieron cantando al sol, como Massiel! No sea que perdamos el turismo, pues de esa no nos salva ni Albania, que siempre nos vota en Eurovisión.

Es el momento de acudir a Europa todos a una; como una sola voz; como un solo hombre; cantando al unísono; de esta manera, cogidos de la mano, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, acercarán posiciones para dirigirse al ágora con mayores garantías de éxito. Todo ello a pesar de que a la hasta ahora solista Merkel, le haya salido el contrapunto francés, Hollande, único detractor del “recortismo” como dogma.

Pero no acaba aquí el buen rollo Rajoyrubalcabiano: también afinarán sus voces para reducir el volumen de las administraciones y administraciones públicas. Todo ello a pesar de que el presidente valenciano, Fabra, del PP, planee despedir a 3.500 empleados con un do de pecho.

¿Y qué decir de la justicia? También aquí habrá armonía y alborozo, pues PP y PSOE trabajarán en común para renovar el Tribunal Constitucional. Todo ello a pesar de que el PP bloqueó la misma operación durante años. Todo ello a pesar que el buenrollismo llevó a elegir para presidir el Consejo General del Poder Judicial a un ultracatólico adicto a los hoteles de lujo y alérgico a pagar facturas de su bolsillo. Aún hoy, en las largas noches de primavera, Mariano Rajoy se despierta, empapado en sudor, alarmado por el sonido de sus propias carcajadas. 

En este enlace tenéis la versión podcast:

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